Artes Marciales y Desarrollo Personal
- por Gifré Cid
- 5 julio 2020
- artes marciales, budo, filosofía, guerrero pacífico, ninpo
El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie. Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente.
MORIHEI UESHIBA
En este artículo encontrarás una primera aproximación a la visión esotérica del budo presentando una de las bases de las artes marciales internas.
Si es la primera vez que te topas con estos conceptos, te recomiendo que le heches un ojo al artículo publicado sobre Kokoro, en el que se presenta el concepto de ‘Shin’ 心 que se desarrolla en esta publicación.
Los 5 espíritus del Budo
Kokoro 心, o también llamado Shin 心, se puede traducir tanto como por corazón, como por mente o espríritu. Aunque normalmente se suele asociar a la idea de un corazón compasivo, el significado de Shin parte del entendimiento holístico que tiene el budismo japonés o mikkyo sobre la unidad del ser, es decir, sobre la unión de la mente, el cuerpo y corazón, unión que en este artículo llamaremos espíritu.
En el camino del guerrero o budo se contemplan cinco espíritus fundamentales: shoshin, zanshin, mushin, fudoshin y senshin. El practicante que emplea el tiempo y esfuerzo necesarios para aprehender las lecciones de estos cinco espíritus puede madurar hasta convertirse en un verdadero Guerrero Pacífico.
- Shoshin: (初心) Espíritu del Eterno Principiante. Es un estado de alerta en el que el guerrero permanece siempre plenamente consciente y preparado para ver cosas por primera vez. La actitud de shoshin es esencial para un aprendizaje continuado. El guerrero pacífico, independientemente de que tenga o no muchos grados, certificados y colorines, mantiene la actitud de humildad y vacuidad de un cinturón blanco.
- Zanshin: (残心) Espíritu de Alerta o Atención permanente. El verdadero zanshin es un estado de concentración antes, durante y tras la ejecución de una técnica, donde se conserva una conexión entre uke y tori (el que hace y el que recibe el ataque). Zanshin es el estado de la mente que nos permite estar conectados, no sólo a un atacante, sino a múltiples oponentes e incluso a un contexto: un espacio, un tiempo, un evento… así como a nuestros propios estados internos.
- Mushin: (無心) No-Mente. “Mushin no sin” o “el espíritu de la no-mente”. Estado de la mente en el que no existe el miedo, la rabia o la ansiedad. Podemos entender Mushin como las aguas de una laguna, que cuando están en calma nos permiten ver lo que hay en el interior a la vez que el agua refleja las imágenes exteriores como un espejo.
- Fudoshin: (不動心) Espíritu Inamovible, inalterable e inquebrantable. En lugar de indicar rigidez e inflexibilidad, fudoshin describe una condición que no es fácilmente alterada por pensamientos internos o fuerzas externas. Fudoshin hace referencia a la mente diligente, concentrada y focalizada que no puede ser perturbada.
- Senshin: (先心) Espíritu Purificado que trasciende, es la mente/espíritu del buda o del espíritu iluminado.
Estos cinco espíritus del guerrero pueden llegar a ser obtenidos por el practicante serio a través de la alerta y el entrenamiento sincero y obtener estos estados del ser puede beneficiar al estudiante de innumerables formas.
Shoshin puede liberar al estudiante de un frustrante proceso de aprendizaje, dándole la capacidad de discernir lo que no era capaz de ver con anterioridad. Zanshin puede elevar la percepción total del estudiante, mejorando la práctica de su randori. Mushin puede liberar la ansiedad del estudiante sometido a presión, mejorando su rendimiento ante las pruebas que se le presenten. Fudoshin puede proporcionar la confianza para mantener la posición bajo ataques físicos desproporcionados. Conseguir el senshin es esencialmente equivalente a la iluminación y la claridad de mente, este espíritu puede ser hallado durante la práctica del mokutso o meditación.
El budoka serio debe siempre encontrar formas de incorporar estos espíritus en su día a día, tanto dentro como fuera del tatami.
Shikai o Los 4 demonios
En la tradición esotérica del budo, los corazones o espíritus del guerrero, se contraponen con los 4 demonios o enemigos del guerrero. Estos demonios en japonés se llaman ‘shikai’ 四戒 que se puede traducir literalmente por “las 4 prohibiciones” o los cuatro estados que el guerrero debe evitar. Estos cuatro estados son:
– Kyo (sorpresa)
Cuando no estamos atentos y nos cogen por sorpresa es posible que reaccionemos de una forma que nos hagan ser un blanco fácil para el ataque del oponente. La sorpresa actúa directamente interfiriendo sobre el centro motor del cuerpo, con lo que las reacciones pueden ser desde contener la respiración, retroceder, perder la correcta postura, o simplemente dejar de movernos por un segundo rompiendo así nuestro ritmo y movimiento.
El arma del guerrero contra el demonio de la sorpresa es la atención plena o presencia de Zanshin.
– Ku (miedo)
Cuando el miedo se apodera de nosotros se pierde la confianza necesaria para actuar con fuerza y determinación. El miedo se apodera del centro instintivo con lo que, no sólo seremos blanco fácil para los ataques del oponente, sino que, además seremos incapaces de efectuar ninguna acción correctamente.
Para afrontar el miedo, el guerrero se enfrenta cara a cara con él con atención plena (zanshin) y con la confianza inquebrantable de Fudoshin o el espíritu inamovible.
– Gi (Duda)
El miedo puede hacer que lleguemos a dudar de nosotros, la duda cuestiona la confianza de nuestras habilidades y/o capacidades, así, perdemos nuestra seguridad y las emociones negativas disturban la paz del guerrero. La duda enturbia nuestro centro emocional haciendo que actuemos con pasividad, pudiendo llegar a congelarlo, y anulando así nuestra capacidad de respuesta. Es por ello por lo que, para combatir al demonio de la duda, adicionalmente a la presencia de Zanshin y la confianza inamovible de Fudoshin, el guerrero vacía su corazón a través de Mushin liberándose de los pensamientos que se alimentan de la duda y del miedo.
– Waku (confusión)
La confusión es un enemigo que nos engaña impide tomar decisiones. Un guerrero tiene que ser capaz de poder tomar decisiones rápidas y confiar en ellas en todo momento. En el instante en que estamos perturbados o confundidos, es muy fácil que tomemos decisiones erróneas. Es por ello que, como guerreros, debemos cultivar la claridad de un espíritu sereno o Senshin para ser capaces de discernir en todo momento la ilusión de la realidad.
Podemos ver que para abordar los 4 demonios o enemigos, el guerrero aprende a conocerse y dominarse. De ahí el motivo por el cual las artes marciales cultivan el espíritu a través de la disciplina y la perseverancia. Con la experiencia y los errores el verdadero guerrero pacífico evidencia su ignorancia y nulidad, despojándose de sus armaduras y entregándose vacío a cada experiencia con la consciencia de que cada momento es único y nuevo, con la mentalidad y la humildad del espíritu del principiante o Soshin.
Cuando hablamos de enemigos o demonios, estos no son entes externos con cuernos y perilla, sino que nuestros únicos enemigos que son los propios estados internos negativos que alimentan nuestras hordas y legiones de egos.
Del mismo modo que cuando hablamos de los espíritus del guerrero, no nos referimos a diferentes entidades incorpóreas capaces de travesar paredes como un fantasma, sino que simplemente nos referimos a diferentes facetas o habilidades del estado unificado (mente, cuerpo, corazón) de nuestro verdadero Yo.
Es por todo ello que, en el budo, un atacante externo nunca es considerado como un enemigo, simplemente se le considera un oponente ya que ejecuta una fuerza u acción que se opone a la nuestra. Los practicantes de un verdadero arte marcial saben reconocer estas prácticas con compañeros para crear situaciones de confrontación y fricción internas que permitan el desarrollo del espíritu o de nuestro verdadero ser.
El guerrero pacífico es consciente de que la única batalla se produce en su interior, por lo que tiene una concepción esotérica o interna de la guerra y la paz. Es por eso que finalmente deja de ver a sus demonios como enemigos para convertirlos en sus aliados de juego.
Heijoshin: El estado natural del ser
Finalmente, en el budismo esotérico o mikkyo se contempla un sexto espíritu o enfoque que hace referencia a un concepto que trasciende y engloba a los cinco anteriores: Heijoshin 平常心.
Heijoshin se puede traducir literalmente como “estado natural del ser en una serenidad” o “paz permanente”. Este es un estado de unidad permanente desarrollado por la parte más esencial y natural del ser.
Hei 平: Calma, paz y estabilidad.
Jo 常: Ciempre, constante, permanente.
Shin 心: Ya sabemos que se trata la unión mente – cuerpo – espíritu, y hace referencia a la esencia interior del individuo
De modo que podemos definir el término Heijoshin, como “Mantener un estado de ánimo constante en el tiempo, en toda situación”. Estando presentes en un estado de unión harmónica entre mente, corazón y cuerpo. Abierto, atento, sereno, imperturbable y libre. A pesar de que este debería ser nuestro estado natural, en la realidad, no es tan fácil de aplicar.
Heijoshin es la meta primera de todo Guerrero Pacífico, esto es, desarrollar de forma harmónica el ser para volver al estado esencialmente natural, estado que algunas tradiciones llaman como “iluminado” o “despierto”, pero que desde el punto de vista del camino del guerrero se contempla como el estado natural para poder ser llamado Ser Humano.
Para el guerrero la “iluminación” no es un estado ajeno que se deba conquistar, sino más bien todo lo contrario, una conquista interna que libera la esencia verdadera del yugo de nuestra esclavitud interior que nos mantiene atrapados entre todo el ruido de la mente, de las máscaras de la personalidad, de los temores y deseos que nos mantienen atados en el sueño mecánico de la legión de falsos Yoes que creemos ser.
Heioshin es el estado pacífico y sereno, estado natural que ve claramente, sin pensamientos, imperturbable, atento y presente, pero espontáneo, curioso y creativo que vive cada momento como si fuera el primero y el último. Ha obtenido la primera libertad, se ha liberado de “sí mismo”.