Son las técnicas de relajación una de las influencias más fecundas y provechosas de la cultura oriental en la nuestra: Aunque su actual popularización dentro de un clima más amplio no está ajena a las leyes de la moda e incluso del consumismo.
La corriente orientalista actual, en efecto puede ser un momento de enriquecimiento de nuestra cultura por la sabiduría milenaria del oriente, pero puede quedar desvirtuada por el fanatismo, un ejemplo útil lo tenemos en su utilización por los psicólogos ya que se suelen mantener por lo general fuera de este vía de peligro.
Si lo que buscamos una buena práctica principalmente nos enfocaremos en el principal objetivo que es obtener relajarnos para poder disfrutar de sus beneficios, en principio sus técnicas suelen ser muy sencillas y asequibles, solo necesitamos un entorno y nuestro propio cuerpo, siempre y cuando no nos dejemos llevar por la idea de que la única solución universal está en la relajación, cierto es que puede ser de gran ayuda en muchos momentos de nuestra vida.
Todas las técnicas de relajación tienen como único objetivo una explicación sencilla fuera de mitos y leyendas ,que no es otra que la unidad psicosomática del ser humano y la posibilidad de inducir tranquilidad mental e integración afectiva por la relajación corporal. Se trata de vivir, concienciar y experimental serenamente las sensaciones y tensiones corporales para obtener como única meta, un control de nosotros mismos con la ayuda de nuestra mente.
Como está claro, deberemos antes filtrar nuestra mente, también denominada esta fase a nivel místico como purificación mental dicho de manera más comercial.
Esta Purificación mental se reconoce también en Japón como MISHOGI-HARAI.
Existe una costumbre difundida no solo en oriente sino a nivel mundial, que suele ser ofrecer retos personales físicos a divinidades para la obtención de atributos espirituales, especies de ofrendas personales de manera material con la cual se desean desarrollar cualidades o eliminar defectos del carácter del individuo.
Por ejemplo nos remontamos a Japón, en uno de los rituales más conocidos HIWATARI-MATSURI (La marcha sobre el fuego) una práctica ritualista de la secta TENDAI-SHU, es llevada a cabo una vez al año cerca de Tokyo, en las solitarias colinas de Takao.
YAMA-BUSHI (Monjes guerreros de las montañas), ejecutan una de las proezas de las de tantas que son capaces de realizar estos monjes que se pueda ser testigo, para demostrar como símbolo del poder adquirido por la práctica del sendero TENDAI, esta proeza consiste en caminar descalzo a lo largo de un sendero de brasas incandescentes.
Para presencial esta proeza, multitud de personas llegadas de todo el Japón cada año con objetivo de fortalecer la fe de los miembros, invocar la divinidad para la obtención de fortuna, salud y prosperidad.
El HIWATARI-MATSURI transcurre de la siguiente manera, por la mañana temprano, un grupo de monjes (hombres y mujeres) de diferentes categorías y ataviados con llamativos trajes, descienden de los monasterios de las montañas, blandiendo todos los objetos sagrados (arcos, flechas, sable, etc.) entonando melodías en formación lineal. Al mismo tiempo se escuchan los sonidos majestuosos de las caracolas (HORA) mientras un gran maestro de la secta abre el cortejo acompañado de los más grandes sacerdotes de la comunidad. Este maestro ataviado con colores dorados obrara como dirigente de toda la ceremonia.
Cada fiel, escribirá un deseo o un voto en una tablilla de madera (GOMAJI) todas ellas se apilaran en montones.
Los miles de participantes se entregan a la invocación religiosa y a la meditación, mientras que los monjes preparan una gran fogata donde se arrojaran las tablillas; Estas al arder se transforman en humo y cenizas, simbolizando de esta manera la elevación de las peticiones hacia lo más elevado la divinidad, según sus creencias es el comienzo de la transmutación interna.
Una vez que las brasas forman un camino en medio de todos los espectadores, los monjes uno a uno comenzando por el superior, comienzan a caminar descalzos por todo el recorrido recitando MANTRAS y realizando sus correspondientes MUDRAS.
Muchos ellos son portadores de atributos monásticos: Rosarios (NENJU), cetro (VAJRA) y relicarios (SAKUJO). Una vez terminado el ritual, los monjes regresan a las montañas hasta el siguiente año en el que volverán de nuevo para repetir la ceremonia.
Como se puede apreciar, los fieles de la secta intentan transmutar sus tendencias más bajas (celos, envidias, odio, etc…) en cualidades o virtudes por medio de un ritual místico que sirva de intermedio entre ellos y la divinidad.