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El Camino del Guerrero Pacífico
- por Gifré Cid
- 10 mayo 2020
- filosofía, guerrero pacífico
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“No sigo el camino de los antiguos,
busco lo que ellos buscaban”
Haiku del poeta japonés Matuso Basho
Cuando la gente escucha por primera vez el concepto del “camino del guerrero pacífico” hay quienes me preguntan, ¿Cómo puede ser pacífico un guerrero?
Efectivamente, el nuestro es un camino de guerra, fuego y espada; pero solamente aquél que es consciente de que la única batalla se libra en su interior puede ser llamado Guerrero Pacífico. Ya que, es en nuestro interior donde el oxímoron se desvanece y desaparece toda contradicción. En esencia, el Guerrero Pacífico es un buscador que se ha encontrado a sí mismo y libra virtuosamente sus propias batallas.
Desde una mirada más superficial, puede parecer una visión utópica e idealizada del hombre. Nada más lejos de la realidad, el camino del guerrero es una búsqueda y un intento activo por desarrollar el verdadero potencial del ser humano.
Potencial que nada tiene que ver con grandes poderes de superhéroe, sino que se acerca más a la capacidad de cubrir tus necesidades básicas, que son pocas. Y así, estando cubierto y lleno de sí, ser capaz de estar en paz, sentir compasión por lo que te rodea y sentirte verdaderamente libre. Libre de los más bajos condicionantes que atan al hombre neurótico e inconsciente que somos frente a nuestros carceleros: el miedo y los deseos.
Es sabido por todas las culturas a lo largo y ancho de la historia que éstas fueron batallas libradas por grandes seres como Cristo o Buda, así como tantos otros buscadores anónimos que se esforzaron y perseveraron para liberarse del sufrimiento.
Asimismo, el camino del guerrero pacífico no es un camino para seguir, no responde ante ningún código, credo o dogma, y no se encuentra en ningún lugar físico, sino que es una búsqueda interna y empírica que nace del anhelo más profundo, auténtico y legítimo del SER para ser lo que realmente es, de forma absoluta e incondicionalmente libre.
Para los alquimistas era la búsqueda de la Piedra Filosofal, para los Templarios el Santo Grial, para los budistas la Iluminación, para los cristianos la Ascensión, para los Esenios la Gnosis, y un largo etcétera…
En definitiva, lo que todos estos buscadores tienen en común es la consciencia de ser prisioneros de nuestros propios egos, deseos y temores, y ¿quién en su sano juicio, sabiéndose esclavo y encarcelado, no anhela y lucha para ser libre?
El hombre vive soñando que está despierto, que él puede decidir y hacer lo que quiere, que es libre… pero a la que cambia de dirección el viento, así cambia también su voluntad.
- A la que alguien le insulta no puede evitar sentirse ofendido y enojado.
- O, cuando le ruge el estómago se vuelve más irritable y sería capaz de vender a su amigo por un trozo de pan, cuando hace solo unas horas acaba de darse un banquete.
Ante tales circunstancias, el hombre sensato no puede sino anhelar su libertad, y para ello es necesario emprender un camino de liberación interior, pero ¿qué camino escoger?
Un gran sabio llamado George Ivanovich Gurdjieff, solía decir que los diferentes caminos de búsqueda espiritual se pueden resumir en tres: el camino del faquir, el del monje, y el del yogui.
- El camino del faquir (o del “atleta” aquí en occidente) busca el dominio de la voluntad a través del sometimiento y el sacrificio del cuerpo, realizando duras prácticas físicas, dietas, ayunos, etc. Morirá siendo un guerrero fuerte, pero sin compasión ni sabiduría.
- El camino del monje busca a Dios a través de la devoción, la entrega y la compasión incondicional. Asimismo, muere con un gran espíritu, pero con un cuerpo abandonado y una mente ignorantemente inocente.
- El camino del yogui (o del “filósofo” en occidente) busca la iluminación a través de la mente y la reflexión. Acumulará grandes conocimientos a lo largo de su vida, pero se irá de este mundo con un cuerpo débil y un espíritu inmaduro vendido a sus pasiones y temores.
La conclusión a la que llegó nuestro sabio armenio fue que estos tres caminos son incompletos, básicamente por dos motivos:
- El primero, que focalizan su esfuerzo únicamente en el domino de uno de los tres centros del ser humano: el faquir en el centro instintivo-motor, el monje en el centro emocional y el yoqui en el centro intelectual. Pero ninguno de nuestros tres personajes llegará al final con un desarrollo harmónico de las capacidades del ser.
- El segundo, es que estos tres caminos implican una separación del mundo, requieren, en gran medida, de períodos de retiro, aislamiento, reclusión o soledad. Por lo que, para desarrollar sus capacidades obvian los vínculos con el mundo que les rodea.
Con esta visión en mente, ya podemos intuir que tiene que haber más opciones, que es necesario un nuevo camino, una vía que trabaje simultáneamente sobre el cuerpo, la mente y el espíritu, un camino que permita el desarrollo sin tener que separarse del mundo y de la sociedad, un camino que se desarrolle en el mundo pero sin depender de él.
Quizás la visión de este cuarto camino sea una buena aproximación para poder definir lo que es la vía del guerrero pacífico.
- Un camino interno de búsqueda y lucha para despertar del sueño de la mente mecánica y reactiva.
- Un camino virtuoso que aborde de forma integral el desarrollo del cuerpo, la mente y el espíritu.
- Un camino práctico para el mundo y la sociedad actual.
- Un camino de transformación y liberación para un desarrollo armónico del ser en concordancia con la naturaleza y el universo…
Finalmente, me gustaría acabar este primer podcast parafraseando un antiguo proverbio chino que dice que el mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, pero que el segundo mejor momento es ahora.
Y tú, guerrero, ¿qué piensas a hacer ahora?
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